El clan Parra en Los Ángeles .

Ángel Parra Orrego (RRSSy su hija Violeta estuvieron en la 8va región y pasaron por el Teatro Municipal angelino. Tocaron música jazz y folklórica, pintaron en vivo y Violeta nos conversó sobre que significa ser parte de un legado tan autóctono como extendido, sobre como es vivir diariamente en un estado creativo y otros detalles.

El pasado 25 de agosto tuvo lugar el encuentro, como parte de las actividades del Festival Puerto de idea (Pag. web).

La banda Angel Parra trío, presentó un experimento sonoro jazzístico de gran nivel donde repasaron algunos grandes temas del folklore chileno, del legado de la familia Parra y composiciones originales del grupo.

Una de las protagonistas de la instancia fueron las artes visuales en las manos de Violeta Delfín (RRSS) quien pintó en vivo varios cuadros, sentada en un escritorio instalado en el escenario.

Imágen Emol.cl. Ilustración de Violeta Cereceda.

Una cámara encima de ella proyectaba el movimiento de su trazo en el fondo del escenario, por lo que la sesión de música fue adornada por las pintorescas pinturas de la artista que abordaban la temática acuática, sub acuática y ecológica, teniendo al elemento agua como un eje central.

“Todo el concepto era acuático. A mi me encanta el agua, como recurso y como elemento. Me importa mucho que se cuide”… “Me identifico mucho con el agua, en el sentido del alma, tiene que ver con la esencia de mi vida. El agua se mueve, no se está quieta, se adapta a las situaciones, tiene el gran poder de transformarse, es amigable, linda” señala la artista.

Violeta realizó un total de 5 cuadros, todos pintados en vivo. Al final del concierto fueron varias las personas que se acercaron para ver más de cerca las creaciones y entre ellos hubieron algunos osados que le pidieron a violeta si podían llevarse algunos.

Para ella, el que se atrevieran a ir a pedirles descaradamente las pinturas, pareció ser algo bastante original y valiente, así que no tuvo mayores problemas para regalar como recuerdos todas las obras que parió la sesión de música con Ángel Parra trío, banda liderada por su padre.

“Es un trabajo largo el de pintar en vivo se hacen ensayos, hay un guion que va indicando, no es todo al azar”…

“La música es bacán, me ayuda a fluir mucho. Igual trabajo en base a una pauta que me orienta. La pintura va jugando con la intensidad de la música, dialogan” señala violeta sobre el cruce disciplinario entre música y pintura.

Violeta es hija de Ángel Parra, lo cual la hace bis nieta de la gran Violeta Parra Sandoval, artista multidisciplinaria chilena que en su extensa trayectoria anotó un amplio número de hitos inmortales que hoy la hacen justa merecedora de un podio indiscutible en la tradición artística chilena.

Foto Violeta Parra Sandoval.

Como heredera de ese legado tan vasto, Violeta tiene su propia visión respecto a esta tradición y se ha ido acercando de manera particular al tema.

Yo nací en el 92, me gusta el reggeton y el trap, no era como que cuando chica andaba escuchando a Violeta Parra. Es demasiado fuerte e intenso que sea mis bisabuela. De a poco, tímidamente me he ido acercando y naturalmente he empezado a estudiarla, a leerla y una vez que entras en ese camino ya no hay vuelta atrás”.

Legado familiar.

Violeta señala que para ella no es como para cualquier otra persona, no es simplemente acercarse a Violeta Parra y ya. Al estar en su sangre, se le hiso complejo enfrentarse a toda esa carga artística y emocional que el legado conlleva.

Hace unos 3 años, quise empezar a entender todo un poco más, mi origen, mi vinculo con ella y pucha quedai muy loco. Cuando empecé ese camino de estudiarla y conocerla, me pasó que empecé a sentirlo como que es la misión de mi vida, así como suena. Es tan brígida, potente, poderosa la Violeta Parra. A mi me toca de manera muy profunda”.

A Violeta Delfin le deslumbra lo multifacética que era su bisabuela, las grandes cosas que hiso y la genialidad que tuvo para descifrar todo eso sin ningún tipo de instrucción formal.

“Ella era muy estudiosa, docta, a pesar que jamás tuvo estudios formales, ni universitarios, ni siquiera terminó el colegio. Aprendió todo en el campo, le enseñaron todo ahí y ella absorbía. Era una persona curiosa pero también media genia, con un intelecto muy poderoso. SU OBRA ES UNA RADIOGRAFÍA DE CHILE ENTERO, DE NORTE A SUR, LARGO Y ANCHO, REPRESENTÓ LA VIDA CAMPESINA Y POPULAR DE MANERA MUY CERTERA”

Folklore e identidad nacional.

La obra de Violeta Parra, junto con la identidad popular y folklórica chilena, sufrió los efectos de la anulación que impulsó la dictadura militar de Chile en los años 70.

Mucho de esta tradición estuvo a punto de quedar olvidada en las páginas del tiempo y perdida de todo recuerdo.

Durante la dictadura de Pinochet, el gobierno auto designado se encargó de erradicar las expresiones artísticas que revindicaban una identidad nacional ligada a lo popular. La cueca chora, porteña, el cantor popular de a pie, fueron desplazados para dar lugar a una cueca de salón sin sabor, al huaso engominado con su traje y manta relucientes, al patrón que toma una guitarra y canta sin una pizca de la gracia y choreza que goza el cultor de pueblo.

Ese personaje al que la esencia popular y campestre, le asoma sin mayor esfuerzo al cantar y por cuyas venas corre la tradición ligada a las clases obreras y campesinas, ya que son en estas donde nace y se expande el acervo popular folklórico de las naciones, las expresiones artísticas.

En una intención por redefinir el concepto de chilenidad, de identidad nacional, en un esfuerzo por imponerle a las personas de que se trata ser chileno, la dictadura comenzó a promover a gente como Patricia Maldonado, Los huasos Quincheros, Luis Jara y una serie de personajes poco subversivos que entregaban un producto envasado, simple, que ayudaría a construir el relato de que todo estaba bien. Pan y circo le llamaban los romanos.

El clan parra sufrió fuerte este embate, el legado del cuequero popular, Roberto Parra, hermano de Violeta, se vio bastante perjudicado e incluso estuvo al borde de desaparecer.

Foto Roberto Parra.

Para Violeta Cereceda, este periodo representa una profunda herida en la memoria chilena, un periodo de censura artística donde se trató de imponer una identidad popular nacional. Por suerte no lograron erradicar esta tradición por completo.

Violeta cita el caso de” los corridos tumbados”, un género originado en México que pega bastante fuerte entre la juventud y que mezcla elementos de la música urbana con las raíces folklóricos y sonidos más autóctonos.

Para Violeta la causa de que en Chile no suceda esto, radica en la persecución y censura que vivió la identidad popular durante la dictadura de Pinochet, lo que genera que esa tradición ahora esté escondida y que haya un poco que ir a buscarla, ya no está en el cotidiano, es por eso que los cantantes urbanos en Chile están influenciados más por un sonido gringo.

El futuro para esta artista, esta lleno de colores formas y trazos, pintar, pintar y seguir pintando, mucho y todos los días es como Violeta vislumbra su camino artístico, viviendo el arte y la creación en el cotidiano y en el día a día, al igual que su incansable bis abuela.

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio