El espacio público está compuesto por distintos configurantes como: calles, aceras, arboledas, jardines, parques y edificios. Estos últimos son los que usualmente ocupan el mayor espacio y son los únicos de carácter privado.
Existen normativas que regulan sus alturas, su seguridad, su estabilidad y su habitabilidad, pero escasamente se regula plásticamente el comportamiento de estos con la calle. Son al libre albedrío de quienes lo proyectan. En nuestra ciudad existen varios edificios que entregan algo más que un plano con ventanas, sino que a ese plano con ventanas le imprimen texturas, armonías y ritmos que logran hacer una fachada diferente en la que uno puede pasar una buena tarde tratando de entender esas texturas, armonías y ritmos como quien se pone unos audífonos y desmenuza un tema musical.

En el caso del edificio La Patria (Colo-Colo / Barros Arana) tenemos una fachada que con un pequeño patrón que se alterna sucesivamente logra generar un ritmo y una armonía diferente y característica que solo contiene ese edificio.
Este edificio de los años sesenta cumpliendo toda la funcionalidad que un edificio comercial y habitacional debe tener, toma la libertad de la norma no para cumplir con lo mínimo posible sino que con pequeños movimientos lograr dar una arquitectura más artística que funcional.